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Pix y Sinpe Móvil vencen al efectivo: las lecciones que México aún no logra aplicar

Oct 7, 2025

La raíz de las barreras a la adopción

La historia reciente de los pagos digitales en América Latina muestra tres caminos muy distintos. En Brasil y Costa Rica, Pix y Sinpe Móvil transformaron los pagos cotidianos y redujeron el uso de efectivo. En México, CoDi sigue sin despegar.

El estudio del National Bureau of Economic Research (NBER, 2025) cuantifica esa brecha con evidencia microeconómica y datos transaccionales de los tres países.

Bancarización como “techo”

Antes del lanzamiento de las plataformas, cerca del 70 % de los adultos en Brasil y Costa Rica ya tenían una cuenta bancaria, mientras que en México menos del 40 %.

Este diferencial creó un límite estructural para CoDi, que exige una cuenta bancaria activa para operar.

Pix y Sinpe Móvil pudieron apoyarse en un ecosistema financiero ya extendido, mientras que CoDi nació en un entorno donde una gran parte de la población permanecía fuera del sistema bancario formal.

Conectividad y la “ruta SMS”

Mientras Pix y CoDi dependen exclusivamente de aplicaciones móviles con conexión a internet, Sinpe Móvil incorporó una vía alternativa: las transferencias por SMS.

Esta opción, mencionada como clave en el estudio, permitió integrar a usuarios sin datos móviles ni smartphones, especialmente en zonas rurales costarricenses donde la conectividad es intermitente.

Lo que para Costa Rica fue una solución inclusiva, para México representó una barrera persistente que dejó atrás a millones de potenciales usuarios.

Velocidad de internet y exclusión digital

El informe destaca que Brasil tiene velocidades de descarga móvil casi tres veces más altas que Costa Rica y México.

Aun así, incluso dentro de Brasil, las zonas con mejor conectividad mostraron mayor intensidad de uso de Pix, incluso controlando por ingreso, lo que demuestra que la conectividad estable es una barrera vinculante para plataformas basadas en apps y QR.

La exclusión digital no solo impide transacciones: reproduce desigualdad económica.

Los mecanismos detrás del éxito

Las diferencias no se explican solo por infraestructura. La clave estuvo en cómo se coordinó la oferta y cómo evolucionaron las redes.

Coordinación de la oferta: mandato vs. integración libre

En Brasil, el Banco Central ordenó la participación universal en el sistema STR para Pix, garantizando una red interoperable y evitando fragmentación.

Costa Rica apostó por un modelo voluntario, pero con un factor decisivo: las grandes entidades financieras públicas lideraron la adopción inicial, creando un efecto red que atrajo a los demás actores.

México siguió un camino distinto. Los bancos locales obtienen cerca del 30 % de sus ingresos operativos de comisiones, y dado que CoDi no genera ingresos por transacción, la propuesta de valor fue débil y poco atractiva para la banca comercial.

Sin incentivos claros, la integración fue lenta y la adopción fragmentada.

Redes que maduran: la historia de Sinpe Móvil

El avance costarricense es un caso emblemático de cómo las redes digitales replican estructuras sociales.

En 2016, cada usuario de Sinpe Móvil necesitaba hasta 32 conexiones intermedias para llegar a otro dentro de la red; en 2024, esa distancia se redujo a 3.8 pasos, una densidad comparable a la de Facebook en 2016 (3.6 pasos).

La madurez de la red se volvió su propio motor: cuando todos están conectados con todos, el sistema deja de ser una herramienta y se convierte en un hábito.

El fenómeno del marginal adopter

El estudio de Costa Rica, basado en microdatos individuales, revela la evolución del usuario promedio y cómo la inclusión financiera ocurre paso a paso.

  • Género: menos del 40% de los primeros adoptantes eran mujeres; la paridad del 50% se alcanzó hacia 2022.

  • Nivel de habilidad: inicialmente, menos del 30 % de los usuarios tenía ocupaciones de baja calificación; en 2024, cerca del 60 % pertenecía a este segmento.

  • Edad: los primeros adoptantes tenían 35 años, frente a 40 años en 2024.

El patrón es claro: los jóvenes urbanos y más educados fueron los pioneros. Los grupos mayores, menos calificados o con menor familiaridad digital esperaron a que los beneficios del efecto red (strategic complementarities) fueran visibles.

Así, la inclusión no fue un decreto estatal, sino una consecuencia orgánica del crecimiento de la red.

El impacto de reemplazar el efectivo

Los resultados macroeconómicos son contundentes y miden lo que muchos gobiernos buscan: la reducción del efectivo en circulación.

  • Sustitución de efectivo: utilizando el método de control sintético, los investigadores demostraron que tras la introducción de Pix y Sinpe Móvil, la moneda en circulación cayó por debajo de la tendencia esperada. En México, por el contrario, CoDi no produjo cambios significativos.

  • Capacidad individual sin efectivo: según una encuesta del Banco Central de Costa Rica citada en el estudio, los usuarios de Sinpe Móvil reportaron poder pasar 15.6 días sin usar efectivo, frente a 6.4 días en el caso de los no adoptantes.

El hallazgo resume un cambio cultural profundo: no solo pagan diferente, piensan diferente. La confianza y la utilidad reemplazan al efectivo como motor de inclusión.

Conclusión: el nuevo estándar de inclusión

  • Pix y Sinpe Móvil lograron lo que durante años fue una promesa: convertir los pagos digitales en un servicio universal, accesible e inclusivo.

  • Sus claves fueron interoperabilidad desde el inicio, confianza institucional y diseño con incentivos alineados.

  • El mensaje para la región es claro: sin coordinación, confianza y conectividad real, la innovación no basta.

  • Brasil y Costa Rica ya lo demostraron. México aún está a tiempo de aprenderlo.

Fuente: NBER WORKING PAPER SERIES - DRIVERS OF DIGITAL PAYMENT ADOPTION: LESSONS FROM BRAZIL, COSTA RICA, AND MEXICO

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